No te necesito, estoy mejor sin vos. Mi vida está perfecta, ya no tengo que depender de vos ni de nadie que me haga sufir. Ya no me siento humillada, ya a esta altura me río de mi vieja situación. Ya no lloro al pensarte, al contrario: sonrío, sé que de todo aprendí, que no voy a volver a caer. Tengo a la gente que me hace feliz, la sonrisa más grande que mi cara, la certeza de que no te quiero, el corazón arreglado, lágrimas secas. En realidad no te extraño en el sentido de anhelarte, de querete, sin embargo extraño la adrenalina que me hacías sentir, las miradas que me hacían sentir especial (aunque jamás fui ni la mitad de eso en tu vida), el juego de pensar en algo que era contradictorio: felicidad y tristeza en una persona. Ya no te quiero, no me querés, pero al parecer esto no terminó. Te propongo que juguemos, nada de sentimientos, sólo quiero que mi vida tenga la energía que tenía cuando estabas. Un ratito cada tanto... ¿Qué tal si volvés?